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¡TODAS A POR EL BIRKIN!
¿REALIDAD O FICCIÓN?

El viernes 23 de marzo se inauguró la primera tienda de Blanco en Santiago de Compostela. Impresionante. La afluencia masiva de quinceañeras peleteiranas y de estudiantes ociosas –como yo xD- estaba asegurada. Pero la realidad superó a la ficción una vez más. Hasta el punto de que las propias dependientas estaban sorprendidas de tanta masa consumista que se acercó al lugar. Sin ir más lejos, fuentes fiables nos hablan de cola para entrar en la tienda por vez primera, incluso de gente que reenganchó para ir a las 10:00 a darse de ostias por un bolso.

Ese futuro clónico, despersonalizado, en el cual todos seremos copias de todos, viviremos totalmente manejados por Inditex, Blanco, H&M y demás cadenas del Highstreet; se acerca a pasos agigantados. La velocidad de globalización del mundo del trapito incrementa a pasos desmesurados. A los seres comunes y normales, que no podemos gastarnos 600€ en un vestido ni 2000 en un bolso, y que vivimos de las propuestas de Amancio, la única alternativa que nos queda es la “customización y adaptación” de elementos textiles a nuestros propios estilos. Desafortunadamente la capacidad de innovación de la plebe es tan reducida como el público que no se deja seducir por bolsos de mentira a 15€. En parte, por mi amor a ese espíritu de renovacióne blog de tendencias en general…ah bueno! Y también porque la gente que vive conmigo está harta de oirme hablar de diseñadores que no conoce nadie, grupos que tienen nombres raros y películas que no se proyectan en los cines. Así que esto es como una “función fisiológica de desahogo”.

Bueno, a lo que iba, prueba de dicha globalización es la “fiebre colectiva” que se desató dicho viernes en Blanco por la adquisición del mítico “Birkin” de Hermès, en los colores más socorridillos (al parecer, el plateado no lo quiere ni dios xDD). Lo que pasó en el establecimiento de la calle General Pardiñas el día 23 es digno de un episodio de Expediente X. Unas 3 fuentes diferentes me han comentado que, tras hacer cola y entrar de las primeras en la tienda, no consiguieron hacerse con el trofeo más anhelado por toda admiradora de Victoria Bechkam… el bolso de la casa francesa en negro/blanco, que desapareció devorado entre las multitudes de adolescentes histéricas que poblaban el lugar. Resultado: decepción generalizada. Muchos hicieron cola, pero pocos adquirieron el Birkin.

Todo me suena muy raro. Mi principal duda es si el objeto de deseo llegó a existir en esa tienda. Huele a leyenda. Me cuesta creer que la gente se pelée por un bolso que tiene tantos años y que nadie debería llevar hasta cumplir los 40. ¿Soy yo, o ese bolso me parece tan sumamente sobrio y aburrido como para añadirlo a tu fondo de armario y destrozar tu juventud y/o adolescencia? Está claro que es elegante, perfecto, ponible y muy famoso pero… ¿Es un bolso como para que las jovencitas se claven las uñas y se hinquen los dientes unas a otras para adquirirlo? Si se dedican a ponerse un pseudo-Hermès a los 20…. ¿Qué llevarán a los 50?